martes, 15 de abril de 2008

DE POEMAS Y DEMÁS...

AL RECOSTARME


(Creo que estoy ya en la plenitud del verso)



02.02.008 / 0:12

Cuando en tus muslos me acuesto,
sueño esa noche con nubes,
y una inmensa luna blanca
que asombrándose nos mira…
abriendo mucho sus ojos,
esas sombras de sus dunas,
que se acrecen, cuando
mirando, cuanto ella
gozar no puede…

Se va alejando a su norte.
Fría luna impasible
sin viento que mover la pueda
girar su cabeza fija.
¿Pero nos está mirando, amor,
o es una estatua de hielo
en la infinita quietud
de un astro fijo sin luces?

Le aguardan otros luceros
que irán cerrando sus párpados,
y se cubrirá velándose
bajo un encaje de nubes…

jm.


Luz hay en el poema. Y ceguera fija de un frío astro en la infinita soledad de un Cosmos que no palpita… Parece, por un momento que se nos quedó mirando… Es sólo satélite en giro, y sorprendimos su rostro en la elíptica de su órbita…
Cuando tú y yo nos abrazamos, brazos con muslos pegados, ella pasaba entonces en la vertical del sexo, aquí abajo, apretado.
¡Cuántos millones de millas, cuántas millas de millones nos separaban de su paso! Sólo cayó en nosotros un espejo reflejado de una luz inconcreta... cuando me acostaba en tus muslos, lechosos en su blancura, y hermosos de blanca y luminosa carne espesa.