jueves, 14 de mayo de 2009

DE POEMAS Y DEMÁS

MONTAÑAS DE TUS PECHO

Si acaso en las montañas adormecidas de tus pechos,
cálido viento, como templados dedos de las cítaras,
llamándote,
su sueño despertase,
pájaros saltarines de su nido
volasen…
el tembloroso pico, tan cantarino, de su boca,
imagen ardorosa de punteantes pechos erizados,
sensualísimo cantar a mi sonora boca hacer llegase…

jmm.

18.05.007

viernes, 20 de febrero de 2009

DE POEMAS Y DEMÁS...

DOLOR DE MANOS EN MI MANO
PARA TI, ÁNGEL MÍO

(Ahora sí, desde la soledad que ya amanece en sombras)


En tanto que zarpazo y mordedura
en esta mi mano diestra,
que no mi diestra mano…
se muestra la quietud adolorida,
toda ella mi mano,
cuando “mi Ángel” más me necesita, y
se pierden, en torpezas, mis cuidados.
Oh mano adversa para dormido ángel,
qué poco que tú vales,
mano que te acaricia
cuando en la noche te aduermes, cansada,
tentando la belleza de tus poros
¡tan seda, nenúfar, casi nanzú!
Te reencarnas en aquella Ninfa:
Córdoba no ha olvidado
que tanto paso diste,
judería, mezquita, corredera,
con tu melena cordobesa al viento,
tanto que te quedaste
entre tantos jazmines,
que alguna noche oscura en primavera
yo sólo desprendía aromas blancos
cuando besaba mis manos que a ti
te habían dibujado
las líneas de tu cuerpo…
Cuando el jardín lloraba…
como lloro yo, ausente,
hoy, en la mañana, y a la tarde,
viendo tu flor del Sur
cayéndose en un vaso
cada noche…
Recojo tus aromas
entre mis tantas páginas leídas
en aquellas tan orientales noches
que tuve entre mis brazos
aquella seda de tersura lisa…
la misma que hoy en tu reposo,
como una flor nocturna
guardas en tus poros
dándote esa sedosa
flor de luna andaluza,
que ibas derrochando generosa
a raudales, alegrando mis ojos
cuando, como a escondidas,
miraba el paso de diosa andaluza
que te convirtió en mi Ángel de mis noches…
Ángel Tú de la Guarda Cuidadora…
quieres irte volando a tu Carlota,
donde tu madre, y tu Isabelita
reposan…
¡No te vayas, mi ángel de la guarda!
¡No abras, no, ese hueco dolorido…
y no nos dejes solos en tu casa!
Desde la oscuridad que a ti te nubla
oye el querer, si Amar es tan sentido,
de quienes sintieron el cálido Amor
que a montonadas ibas derrochando
sobre nosotros cada día…
Sólo nos es consentido mostrarte
que también los ángeles
se duermen en los brazos de los
seres que, doseles de tu quietud,
te velan, quieren, te aman sonrientes…
para que tus dientecillos separados
vuelvan a lucirse ante nosotros.
¡”Marina, diremos en la prensa,
ya ha sonreído”!
¡Sonríe, Ángel, duerme, vuela, reposa…
también sonríe el mar!
¡Andalucía se queda entre nosotros!


Jossssemaría…

Un Madrid huérfano, a 24 de enero del 2009, a las 16:55

jueves, 19 de febrero de 2009

DE POEMAS Y DEMÁS...

ROBANDO A "RAYUELA"


EN EL CAMPO NARRATIVO también los escritores han ensayado formas cambiantes que se aproximan a los ingenios de los que se nutre el Poema. Generalmente han sido de carácter musical, e incluso no han tenido reparo en acudir a la "creación" de un lenguaje, totalmente inventado. Lo que supone intercalar en alguna página o escena, perfectamente lógicas, verdaderos neologismos en sustitución del lenguaje exacto, burlando así lo que pudiera parecer léxico "indecoroso" y logrando como una burla del erotismo al eludir la palabra "malsonante" para el oído un tanto pacato. Y resulta un texto, comprensible, donde tropezamos con "novedades" que, a poco, intuímos... sin olvidar que están ahí no tanto para "censura previa" como la creación de una cierta musicalidad nueva en la prosa. Yo, un poco más abajo lo he intentado llevar al ritmo poético en una escena frenética... pues eso: "robando" a Julio Cortazar en su magistral novela "RAYUELA" la creación del llamado "glíglico". Va delante, sin ánimo de copia, un célebre fragmento de su novela. Por eso he querido titular este extraño Poema "Robando a RAYUELA". Dice así Cortázar:

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clámiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que convulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltrronando, reduplimiendo, hasta quedar tendidos como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los urgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayustaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

Lo que hace es intercalar palabras imaginarias en este esquema sintáctico, perfectamente lógico:

Apenas él... a ella se le... y caían en... Cada vez que él procuraba... se enredaba en... y tenía que... sintiendo cómo poco a poco... se iban... hasta quedar tendidos como el... al que se le han dejado caer unas... Y sin embargo, era apenas el principio, porque en un momento dado ella se... consintiendo en que él aproximara suavemente sus... Apenas se... algo como un... los... de pronto era el... Se sentían... temblaba el... se vencían las... y todo se... en un profundo... que los... hasta el límite de las...

Yo he llegado a tener la osadía de "robar estas creaciones del narrador argentino y me inventé este "glíglico"... posiblemente a años luz de Cortázar:



Ella me licuescebe pezoneándome sobre los labiojos,
mientras mis dedos manolabian sus grandes inglesendas
entre sus muslíporos tan langüeados con mi saliviabóucamen…
El desnudo penificado enrriela sus brillos sateneados,
orgasminificándose en gritos de llantos gregorialáscivos,
expulsando en chorreanfibios sus blancos zumosoles pastosos,
que se adhieren a su ventrisquero, bosqueado pelambrunista,
suave para un tocamen de grito escalofriante,
al sentirse en un nuevo crecimiento de
lavalujuriante caricia
en su peniansioso pedigüeñismo de más orgasminificaciones
con sus manos ¡penificándose!…

DE POEMAS Y DEMÁS...

GEMA, DIOSA...

Diosa entre brumas, venida del Olimpo...
¿para qué, Diley, acaso por contemplar
al mortal humano,
tú que en esas divinas alturas habitas...?
Tú, habitante en céfiros transparentes,
deseas mostrarnos tu Hermosura de diosa recogida...
Ese brazo que se cruza sobre tus divinos pechos
pemite “adivinar” el nacimiento de tus floridos senos...
corolas en siena que alimento nos diese si...
¡oh diosa Diley, hija de Afrodita, de Venus,
de Isis, de Ishtar y de Cibeles!
el sagrado licor de tu interior bodega sobre nosostros,
fieles devotos, de ti ansiosos siempre,
tus gotas abundantes derramaras
por la boca de tus delicias más espesas!
Una suave piel, no de este mundo,
se hace nacarada transparencia...
¿Cómo adorarte desde nuestra lentitud de hombres
la veloz, pero lentísima, anunciación de tu llegada?
¿Eres nube, acaso céfiro inmutable, ente supremo
y motor de mi universo todo?...
Vienes a mis noches de Cosmos frío
y una sonrisa humaniza tus alturas del Olimpo.
Iníciame, oh diosa mía, sobre el inicial y único
Gran Principio Femenino, cuando
lo Divino era en un solo Principio
lo femenino y lo masculino...
Presagio anticipado y Causa Primera incausada
del Tercer Sexo en el Universo.
Así dame tu pecho,
y allí enséñame saber sabroso:
y yo te doy de hecho
a mí, sin dejarme cosa.

jmmb

Un Madrid con soles que quieren, de lejos, copiarte, al mediodía exacto de hoy 14 de febrero de un 2009.-

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