viernes, 22 de febrero de 2008

DE POEMAS Y DEMÁS...

CUANDO A TU CUERPO ME ACERCO…


…me siento perdido en su aroma…
¿es el olor de tu cuerpo?
¿es el aroma del viento
cuando, soplando, te llega?
¿es lo que deja ese aire
cuando rozando tus poros
pasa, cruzando y me alcanza?
¿O acaso al tú moverte
cambia de aromas el viento,
y trae otros nuevos aires
que me acorralan,
me ciegan
estos sentidos
de aromas
que nunca antes de ti yo sintiera…
y mis sentidos se acordan
con tus sentidos de aroma?

Estoy perdido en tu mundo
que, acorralado, me cierra…
y no dejando un espacio
todo de ti todo me llena…

¿Eres la punta de un cráter,
lava que sobra y vuela,
desparramada, lujosa,
como las joyas de seda,
la que bajando tu monte
hasta mi valle me llega,
rojo encendido y río
envuelve todo mi cuerpo…
…y quema
todas mis arrogancias,
y quedan,
como laderas de seda
prendidas entre tus fuegos…
Olímpica antorcha conviertes
estos ocultos deseos
callados, bajo cadenas,
que nunca osaré decirte
por qué, prendido de ti,
me convertiste en estatua…

Atenas no tiene fuego,
se lo llevaron a Olimpia,
y las vestales sagradas
sólo tu nombre, en secreto,
se lo dijeron, riuales,
a quienes entre tus montes
pensaron que,
acercándose a tu cuerpo,
tu cuerpo, fuego de cosmos
derramándose, tu aroma, tu olor,
desparramándose esparcieran.

…Dicen que desde entonces
huelen a ti los árboles…
y las montaraces hierbas
exhalan tu íntimo aroma
nacido de entre tus pechos
cuando tus pechos los abres…
allá, cuando llega octubre
y se hacen muy cobres
las hojas, como si fuesen pezones
de tanto árbol sembrado
de tomillos
de albahaca y de hierbabuena…

Y el Cosmos se hizo rico
sorbiéndote, como yo,
en el aire…
cuando a tu cuerpo me acerco.
Y llenas de aromas
nuevos, tu aire…
donde respiro
mirándote…


21.02.008 / 23:57

jueves, 21 de febrero de 2008

DE POEMAS Y DEMÁS...

SI DE MÍ RECUERDAS

Si de mí recuerdas
voz, mirada y sueño,
dedos, boca, labio y pelo
alborotado de luchas en la noche,
revuelto entre tus ramas,
acobijado a la sombra
de tus hojas: esos brazos
espesos donde a tu regazo
vuelvo
de tan largo viaje
antes de conocerte…

Si de mí recuerdas
una lágrima caída
del perdón
por haberte herido…

Si de mí recuerdas
la sonrisa abierta
de saberme absuelto
con el milagro
de tu milagrosa mirada …

Si de mí te acuerdas
¡todavía!
recelando encelada en celo puro
del no saber el dónde,
ni el cómo,
ni de quién…

Si de mí te acuerdas
con el frío,
arropada en la ropa
que templar quiere
esa helada herida
de tu amor,
expuesto al aire,
bajo el puente que
debieron construir entre
tu casa y la mía…
y nada hicieron…

Si de mí así te acuerdas…
¡es que sí me recuerdas,
todavía!

Estoy aquí, amor…
a la espera de tu puerta…
mirando, amor,
si me miras…
pues das vida con mirarme…
Yo ando entre yacijas, amor,
de abandonado estiércol
cuando, de este suelo,
miro a tu mirada
por si alguna vez acertara
yo a mirarte
si me miras…
y adormirme
en tu mirada…
Porque si tú me miraras,
amor,
volvería a nacer el mundo
en tus ojos
que me miran,
si me miraras, amor,
creando un paraíso
de amores
sólo
con que sólo tú me miraras.

Mírame a la espera de tu puerta
mirando si me miraras…
No tengo otra mirada
más que tú me mires,
amor…

jmmb.- 29.10.2005 / 23:36

“Acariciarte cerebralmente / o meterme en tu corazón y explotar / con cada uno de tus latidos. // Sembrarte como un gran árbol en mi cuerpo / y cuidar de tus hojas y tu tronco, / darte mi sangre de savia / y convertirme en tierra para vos”

“Quisiera convertirme en risa, / llena de gozo, / retozar en playas de ternuras / recién descubiertas, / pero que siempre presentí, / amarte, amarte / hasta que todo se nos olvide / y no sepamos quién es quién”.
(G.Belli.”TE VEO COMO UN TEMBLOR”,pág.49-50).





16.01.2006 / 19:36


...y ya que el tiempo corre, caballo desbocado, dejo pasar sus fracciones en el leve toque de estas teclas, como símbolos, ¿recuerdos?.... de un tic-tac de viejo reloj. Pasa el tiempo... “Tempus fugit”, dijeron mis clásicos, y lo he comprobado en una llamada de teléfono, una carta, un adjunto, un rostro rápido en el otro andén de la estación... Y con ellos todos se aprietan los recuerdos....

Es un tanto el tercer personaje de este “Poema Recién Creado”. Por cuanto evoca de un antes de esta mañana. Por todo lo que apunta de un paréntesis temporal que “fugit” él también. Y sobre todo el cierre tiene una cascada de tiempo que hace avanzar la rotación del Cosmos, mientras las finas hierbas crecen tímidas, pespuntean, se doblan, agostan luego, amarillean (como las viejas fotografía que guardamos con pudor reverencial que, como si sagrado, nos cobijan), y finalmente, tronchadas, las hierbas esas se van, emparejadas con el viento... “¡sí me recuerdas / todavía!”. Y queda colgando en resueno esperanzado, sin negar su final, mas sin avistarlo desde ese puente que “debieron construir y nada hicieron”... Colgado, que no en guiñapo, sino balanceándose en el incierto paso de danza de la Vida, el adverbio adorado que eso, vida, aún nos da: “todavía”. Tiempo, en un atrás, tiempo, en un presente evocado, llamado desde un pretérito posterior. Tiempo en un mañana “todavía”.

La voz poética, el hablante del poema, sueña ser soñado... y pespuntea minúsculas sinécdoques, parcelas, que condicionan a quien escucha los versos acumulados del arranque, y los breves apuntes de los leves estrofas rítmicas que siguen hasta el remanso (¿lo es en verdad cuando se tiene el corazón en “helada herida”?...) final que entreabierta deja la puerta y tal vez sí, por tal rendija, entrando con los recuerdos (“recordar en volver a vivir”), el aire briza el amor herido... Es esto viejo recurso en el que se recrea la voz poética despidiéndose: “frío... arropada... ropa... templar... helada... expuesto al aire... bajo el puente”...

Hace frío. Y el alma que sueña busca el cobijo aquel que un día encontrara: ese “regazo”...

Todo el poema gira en dos recuerdos que finalmente se condensan en la figura que habla en el poema, lejos de detalles (“pespuntes”, acabo de decir...). Es la persona. Y ambos dos recuerdos, así preguntados, en condicional, llevan al esperanzador verso final de esa sola palabra plena de temporalidad obstinada del presente.

Se abre con los recuerdos (pero ¿de verdad lo recuerdas, persona oyente del poema?...) que apuntan a una unión intimista. Y en su brevedad saltarina desfila toda una vida como un mural desplegable, pero con trozos de carne humana hecho:

“dedos, boca, labio y pelo alborotado de luchas en la noche” (¡qué bien se acopla la aliteración en tan breve sintagma!)... “pelo revuelto entre tus ramas..., acobijado a la sombra de tus hojas...” ¿Acaso Dafnae, convertida en laurel por Zeus ante la agresividad erotizante, desmedidamente voluptuoso, de Apolo... le ha servido al poeta para pintar en árbol a su amada, pero lejos de sicalípticas apetencias?... Por si la duda se escurriera, la explicativa lo aclara: “esos brazos espesos donde a tu regazo vuelvo”... Y todo un atrás asoma casi con descaro en esos dos finales versos: “de tan largo viaje / antes de conocerte...” Antes de pronunciar por vez primera tu casto nombre, ya tenía mucho camino andado, tropezando por doquier, hasta hallar ese castísimo refugio, seno materno que a todos nos cobija al principio de la vida pero también al final... ¡Hay tanta madre en toda Mujer! ¡si lo lleva inscrito!

¿Y eso de mí recuerdas? El poeta ha cambiado vida por palabras y salió ganando en el trueque... La vida y los azares de sus caminos se van... es la Palabra la que queda... y cada vez que la leemos todo vuelve a ser, siempre... porque “en ella todo se queda, como se quedan los lagos y las montañas y las santas almas sencillas asentadas más allá de la fe y de la desesperación, que en ellos, en los lagos y las montañas, fuera de la historia, en divina novela, se cobijaron” (Unamuno. “San Manuel Bueno, mártir”).

El segundo recorrido de “recuerdos” apunta sin dubitación a los recelos que ese preciado ser así elegido puede sentir, ha sentido... ¿o siente aún?... de otras posibles anteriores uniones que marchitan el crecimiento de este amor así surgido al caer de la tarde... Y si esta parte es más extensa es que, para el poeta, parece que adquiere mayor validez... y mayor capacidad de “recuerdo” en la otra persona...
¿Qué delito cometiese para hablar de “lágrima caída... perdón... herido”... absuelto”.
“Herido”, que más abajo reitera recordando (¿no es todo el poema una pregunta sobre el recuerdo?)... “esa helada herida / de tu amor / expuesto al aire”... ¿de quién, de qué?... Quiere decir: abierto a mirada penetrante que no queda en superficie.

Y dime, Mujer oyente-destinataria de tal poema... dime ¿Quién amenaza así tu amor? ¿Hubo, al acaso, alguien que aún (¡ay... ese “todavía”!) perdura enturbiando la limpia pureza de una entrega como ésta? Limpia. Inmaculada. ¿Y ese frío, que, “arropada en la ropa / que templar quiere esa helada herida / de tu amor, expuesta al aire,...” acaso es por la soledad del celo encelado recelando?...

Como ves, lector, lectora, se me acumulan las preguntas porque yo mismo no tengo las respuestas: tengo, eso sí ¡nadie me podrá “quitar el dolorido sentir”!, decía Garcilaso... de tanto helado sufrir... Pero tampoco podrán quitarle al poeta, a su voz, que “si de mí así te acuerdas... / ¡es que sí me recuerdas, / todavía!”.

Me descubro ante el poema. Y no por reverencia cortesana. Es que me autodescubro... callándome tu nombre, que inscrito yace en mis venas acumuladas, Mujer.

DE POEMAS Y DEMÁS...

ASÍ COMO LOS PÁJAROS

POEMA PROMESA
Así como los pájaros destilan unos trinos,
y estallan las corolas en redondas pomas de ungüentos…
así como las altas hierbas ramean en celaje
tu chorreante cuerpo rumoroso,
y ocultan las nubes celosas la lágrima brillante de la noche…
así como los troncos se trepan a las copas,
y el líquido espumoso del Olimpo escancia Ida
en tanto, de oro, vaso…

Así, racimos de uvas aplastadas,
mis dedos se escurren por tus venas
pasando esa piel de abrazada fruta ofrecida…
así repasan crepitando tu carne oscura
que en grito gozoso palidece
hasta perder memoria del color que antes tuviste…
así mis ojos,
lejanos puntos de luz que has dilatado,
faros son para orientar mi cuerpo balanceante
al firme acantilado de tus curvas
adonde iré arrastrándome en tus venas…
y a las altas redondeces que dibujan tu escultura…
y al valle rumoroso de musgo humedecido,
jugoso guardián de tu horadada abertura,
boca que es de otros labios plegados que se abren,
donde es todo grito canción andante briosso ma non troppo,
y donde palpita la primera y última palabra
que abrieron y cerrará luego mis labios…
Amor te llama.
Amor te llamas,
toda tú entera y más en tal tu boca.
Ése es tu nombre.
Por mí creado y recreado…
Lirio de Amor…
Dame tu mano y guía a tu Homero, y Belisario,
ciego yo de luz, de tu amor y hermosura encegado.

11 de julio 2003
17h.00m.-



ATREVIENDO UN COMENTARIO


Hay mucho líquido en el poema. Todo él chorrea. Espuma, zumo, humedad, sangre, fruta, ungüento, lágrima, líquido espumoso de Olimpo, uvas, jugos, boca chorreante, escanciando en vasos, dedos que se escurren… Y parece que los dedos gotean tras su goloso recorrido en repaso… Y luz, amor y hermosura cierran el verso final. Es como si la voz poética envolviera en empapado jugo Amor y Belleza… más bañado aún por hallarse encegado por esa Luz que el Tú poético destila…

Es primero el ambiente, que ya prepara. Pájaros, corolas, hierbas, troncos, copas, nubes, lágrima brillante de la noche, y licor de dioses escanciado. Y un verso anuncia el cuerpo central del Poema: “tu chorreante cuerpo rumoroso”… El juego está servido. “Los pájaros destilan trinos… las corolas estallan en pomas de ungüentos… las altas hierbas ramean tu chorreante cuerpo… ocultan las nubes la lágrima… se trepan los troncos a las “copas”… y el líquido espumoso escancia Ida en vaso de oro… Del doble sentido de la palabra “copas” se pasa suavemente al líquido escanciado…

Pájaros, corolas, hierbas, nubes, troncos, líquido espumoso… son los términos de la comparación que va a establecer con sus dedos en el central contenido del verso. Dedos que, como uvas aplastadas en el lagar, convierten en zumos sabrosos de amor las venas, la piel… fruta ofrecida que se muerde aplastando la carne de ese cuerpo de amor palidecido por la presión de tanta caricia que hace saltar el grito… Manos que palpan tan hondo que traspasan la piel amada… y su huellamordisco dejan…

Y del tacto goloso y chorreante que se escurre entre los melosos dedos que tanta delicia han producido y alcanzado ellos… pasa a la mirada que tanto abarca, buscando el deleite de las pupilas dilatadas ante tanta Belleza expuesta al ojo devorador en un camino que la pupila bien conoce, y por eso orienta su cuerpo en bamboleo… ese movimiento ondulante que no desplaza de su lugar a la persona amante, pero se balancea sobre ese mar encurvado del cuerpo amado. Ahora cobra relieve la geografía somática de ese barro que suspira: “tus curvas…tus venas…las altas redondeces…tu escultura…el valle rumoroso… musgo humedecido, jugoso…” Y luego sigue en otro emparentado apartado…

Es un recorrido que llega hasta un punto final, al que nunca puede osarse alcanzar de inmediato si antes no “se hace camino al andar”… por acantilados “de curvas”, el arrastre de ríos venosos que repasan cientos de miles de veces el más íntimo recodo del cuerpo humano, ese interior aparentemente impenetrable tan bautizado por Aleixandre: …por donde mi voz penetra hasta tus venas tibias, para rodar por ellas en tu escondida sangre, como otra sangre que sonara oscura, que dulcemente oscura te besara por dentro, recorriendo despacio como sonido puro ese cuerpo, que ahora resuena mío, mío poblado de mis voces profundas…oh resonado cuerpo de mi amor, oh poseído cuerpo, oh cuerpo sólo sonido de mi voz poseyéndole. Junto a… quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente que, regando encerrada bellos miembros extremos, siente así los hermosos límites de la vida. Este poema lo sigue como fiel discípulo: ”al firme acantilado de tus curvas adonde iré arrastrándome en tus venas…” No la recorre en su epidermis ¡tan bella y deseable! Sino en inverso sentido: llegar a esa endulzada piel repasada tanto, por amantes y poetas, alcanzarla no desde fuera con las yemas temblorosas de los dedos, sino desde el interior mismo, bogando por dentro y amasarla por esa zona impenetrable a la torpe mano inexperta de inicial amante: y, convertido en faro su mirada, contemplar lo incontemplable, desde un adentro que sólo el Poema puede lograr en ese milagro de la Poesía que supera lo real, por ser aún más real. Y desde allí alzar en su ínfima menudencia de simple amante “las altas redondeces que dibujan tu escultura”… Allí donde mana el primario alimento del ser y, nutricia ella, enmama las pomas, chorreos, lágrimas de noche, blancas de luna en la doble luna de los pechos, espumoso líquido de los dioses, escurrido de líquidos primarios, fuentes de vida y amor, por ello… Toda Amada alimenta a su Amante porque es privilegio de Ella crear al mismo como un niño que ha de ir creciendo, óvulo fecundado, amor recién iniciado, y necesita de su alimento de Amor surgido de su Maternidad generosa en su donación de ser… Alguien ya ha cantado: El Amor es como un niño al que hay que enseñar a andar…”.Ya luego, muy luego, será el Amante quien, fecundando, alimente con su espumoso líquido de vida el fruto de ese inicial Amor, que en este Poema contempla el poeta-amador.

…y ahora, sí: ¡ya sí! llega el poeta, la voz poética, al centro mismo donde se detiene, en delicioso remanso, sin recodos, ni acantilados, ni torrenteras de ríos… en “el valle rumoroso de musgo humedecido (¡otra vez el líquido, la humedad, agua, sangre, o lunas escurridas!), jugoso guardián de tu horadada abertura, boca que es de otros labios plegados que se abren, donde es todo grito, canción, andante briosso ma non troppo” …”Lirio de Amor”…

Todo ha sido el camino que desciende a lo profundo, donde mana la vida en la fusión de dos manantiales… y esa abertura palpitante, viva, es una boca abierta que canta en grito briosso cuando sus propios labios que en boca la convierten, plegados antes, se abren… y se pliegan pronunciando así, lenguaje cósmico universal de todo ser, la primera y la última Palabra al recibirla de otros labios que sobre tal boca la pronuncian, en caricia, mordisco, beso, lengua obsesiva degustando… posándose perpetuos: “Amor te llama…Amor te llamas, toda tú entera y más en tal tu boca”… Y esa otra boca de la voz poética, mientras se afana en su quehacer enardecido, va “creando y recreando”, pasando y repasando, el Nombre de los Nombres: “Lirio de Amor”… Finura exquisita que “destila trino de pájaro” hasta “estallar las corolas de esa boca en redonda poma de ungüentos”… ¡Redondez!... chorreo de cuerpo que habla, “rumoroso” con el río de las venas habitadas… “espumoso líquido de dioses”, inagotable fuente de vida… “musgo humedecido”, “jugosa entrada”… donde, ya ciego de amor, deslumbrado ante tanta maravilla, pide una mano que lo guíe por el recto camino hacia ese palacio de cristal nacarado que fuese bautizado “Lirio de amor”.
¡Es la cima de la delicia! Así se cierra el poema sobre sí mismo. Así ambos amantes se pliegan sobre sí mismos. Por el Poema se abre y se cierra recordando su inicio. Los poemas-noria no acaban nunca. Giran siempre. En el Cosmos de Amor.

jm.- 31.08.005
13:23 hrs.

martes, 19 de febrero de 2008

DE POEMAS Y DEMÁS...

S E N S A C I O N E S . . .

19.02.008
(Ahora una incursión en la segunda
parte de esta Entrada: "Y DEMÁS")


LEER UN POEMA = SENTIR UN POEMA = SENTIR CON UN POEMA... Soñar... dormir, tal vez descansar, pero con los abiertos ojos de la imaginación.-


“To die, to sleep, to sleep... perchance to dream” (Hamlet. Act III).


Lees un texto, y en los bolsillos de tu recuerdo suenan monedas que se rozan. Tú no haces nada. Recibes algo que se produce por el conjuro de esa Palabra leída, que no por ti escrita. Te incita, despierta, aviva... y "decora las aguas de tu río, con hojas de un otoño enajenado" (Lorca)...

Eso son estas "SENSACIONES".

Digo "Soledades"... y me quedo silente, recogido en los pliegues de mi caminar diario. Eso siento cuando, al paso del tiempo, evoco tanta lectura acumulada.


Literatura, sí. Mas Literatura en cuanto los Poetas arrancan mi sentir y lo traduzco, balbuciente, en Palabra, como conocimiento de mi yo más íntimo y como comunicación con los demás. Para compartir.

Literatura, pues, en tanto que respuesta a un estímulo, no sé si creativa, pero sí trasunto de ese yo plasmado de vivencias y que yace adormecido “esperando la mano de nieve que sabe arrancar las notas dormidas” del arpa becqueriana...

"Del salón en el ángulo ocuro,
de su dueña tal vez olvidada..."


De cuando en cuando hay que mirar el suelo que pisamos.
Y recuperar las raíces que parecen ocultas por la hojarasca...
Pero ellas son lo nuestro... de allí de donde venimos.

Y los Poetas, a veces, nos lo recuerdan.
Es menester cavar y recuperarlos para orientarnos en la vida.

*

Te buscaré ya sin velos ni tapujos en el aire que mueve ala delgada de mirlo, o en el soplido sonoro del viento al otoño, o en la mesetaria cepa a punto de ser cortada por humana mano, que en esta dimensión encontré atrayente mientras te esperaba con la próxima piedra, como canto rodado del camino...

Hay un acto mágico al ponerse, serio, frente a la hoja en blanco. Desnudarás tu alma y tal vez encuentres otros desnudos que te comprendan. “Streap teese” frente al espejo. Que no detrás, cual Alicia que entra, que sí delante para verte, ya sabido y tanto desde años muy lejanos.

- - - - - - - - -

lunes, 18 de febrero de 2008

DE POEMAS Y DEMÁS...

SI SÓLO DE TUS MUSLOS


15.02.008 / 23:05

Si sólo de tus muslos me acordara…
¿qué haría con tu vulva esclarecida,
y el velo en musgo que recubre
el jardín de mi sexo apetecido?

Podemos podarnos los jardines,
chiquitos, que nos cubren…
dejando al libre aire que lo airee.
Podemos.
Mas ¿queremos?...

Te ofrezco la fruta de serpiente adormilada
que inverna en años su bíblico sueño
de un perdido Paraíso…
mordiendo, sinuosa, una manzana,
invitando a esta Eva del siglo XXI
ese mordisco que abrió los ojos
de una casa, una alcoba, una cama
y un orgasmo, desnudo, erecto
y una vagina plena, desbodando…

Mi grito no es el silbo:
es la crecida suave de un río ancho
que mano fuese, y no viril un sexo
machista y turbo de carrera…
sí buceador flotante y marisquero…

La mano crecedora de una ansia
para,(ciego Belisario, tal vez Homero,
Borges quizá, o esa femenina pincelada
de Piero de la Francesca, pintor sin ojos… ¿ciego?),
que tantease, abstracta de luz,
sexos por adentro, o en salida,
enalteciendo,
en un altar de cama,
reprimidos deseos ancestrales
de infinitos gozos innombrables
aflorando como nuevos los perdidos Paraísos
de una Eva, sólo con escamas
de sierpe sinuosa en sus entradas.
Desnuda en su pureza, buscando
no sé qué entre mis sábanas…

jm.-

DE POEMAS Y DEMÁS...

MUSLIFICANDO

En homenaje a Gonzalo Rojas por su Poema sobre “Muslos”,
una doble gloria del Universo:
el Poema, y los Mulos reales de un cuerpo adorado.
Gracias, maestro del suculento banquete de la Vida… que hay que disfrutar en toda su Belleza:
Tú, siempre.)


DEL SENTIDO
Muslo lo que toco, muslo
y pétalo de mujer el día, muslo
lo blanco de lo traslúcido, U
y mas U, y mas y más U lo último
debajo de lo último, labio
el muslo en su latido
nupcial, y ojo
el muslo de verlo todo, y Hado,
sobre todo Hado de nacer, piedra
de no morir, muslo:
leopardo tembloroso.

(Gonzalo Rojas)


17.01.008 / 01:05

¡Aquellos muslos bellos,
curvados horizontes de una tierra
que, si fértil, por su semilla
lo fueran!

¡Aquellos que en lejanía
el sol naciente anunciaran;
en la lujuriante caída
del sol
una oscuridad pintaran!

Noche de plenilunio anunciando,
amanecer de rojo, púrpura encendida
anunciaran…

Allí, en la noche y el día,
que anuncian cada jornada,
a dormir en ellos voy,
de dormir en ellos vengo…

¡Esas barcas en que bogo, solo,
cuando es de día…
al galope en cada uno,
montando,
vengo, mi vida.

Y entre mis piernas de tronco
otro tronco abrazo, vida,
y remo con mis dos brazos
sobre tu quilla abrazado,
sintiendo que sube el agua,
y la temperatura
no baja
¡que sí se acrece, mi alma,
cuando en tus muslos cabalgo!

Mojas mi temperatura
con un fluido que emana
de entre tus muslos,
mi vida…
que se me viene
en resbalo
desde “ese tu sitio”,
secreto,
mi vida…

¡No quiero, no…
que no quiero…
que se me escapen tus muslos
cuando los monto, mi vida!…
¡Que quiero que me conduzcan
en las riberas del río
que de tu entraña naciendo
desciende, grumoso,
mi vida!…

Y en ellos, montando
a horcajadas,
voy con ellos bogando…
y entrando así en tu vida
llenándome de tus ríos
en cuya fuente bebí…
¡cielos! un día
cuando se marchaba ya el sol…
y es que el sol
entre tus muslos de oro
se escondía,
nacía,
crecía,
subía,
templaba la ruda tierra,
rocas derritiendo,
y cordilleras en punta
erizando,
su angosta sombra
de noche
con ese sol de acrecía…
brillando entre tus piernas
como un lirio
de pronto nacido,
sin anunciarse siquiera,
en la volcánica lava de tus
volcanes
brotando,
por su boca
derramando
un derroche de lujuria,
como el cosmos
cuando funde,
sin saberlo,
dos moléculas…
dos núcleos atómicos
tan fundidos
que el universo se estalla
y crece de nuevo un mundo
que tú y yo, bogando,
como lo estoy,
sobre tus muslos,
también estalla…

Lo bautizamos con nombre
de Amor en el Universo…
Paraíso sin sombra
(¡perdón, Aleixandre!)
Porque tus muslos,
mi vida,
son el Sol
que adoramos
por ser de oro su luz,
por cegar mis tristes ojos
no viendo más que tu fuego
en unas zarzas ardiendo…
No eres el Dios
que no creo…
Pero eres mi dios pleno de muslos
sagrados
donde cobijo mi amor
donde me acoges,
amor,
donde te habito,
amor,
donde contigo bogo
mi capitana
de hermosos navíos,
amor,
mis dos troncos
donde cabalgo
y cabalgo,
y sigo al galope,
y cabalgo,
amor…

¡Eso!
Y mucho más infinitos…
tus dos muslos,
amor…
¡tus dos muslos preciosos
oro puro,
carne mullida
como un dulce lamento,
mi amor,
cuando mis labios los besan
besándote así,
a ti:
Mi amor.

jm.-