sábado, 19 de julio de 2008

OTROS POEMAS Y YO

ALGO DE MIS SENSACIONES CON LOS POETAS


POEMA 1


Las ascuas de un crepúsculo morado
detrás del negro cipresal humean...
En la glorieta en sombra está la fuente
con su alado y desnudo Amor de piedra,
que sueña mudo. En la marmórea taza
reposa el agua muerta.

(A. MACHADO. "SOLEDADES". XXXII)


... Y me quedo oyendo a los colores apagarse. "Todas las tardes el cielo será azul y plácido / y se quedarán los pájaros cantando" (Juan Ramón). Que no aquí. Donde, mudo, en piedra, con ansias de vuelo demasiado cargadas de mármol o granito humano sus alas ideales, en anochecer solitario, un Amor que fue (¿y quién no se siente protagonista de un amor que fue...?) se asoma sin mirar (es ciego, como Homero y Borges, y Piero della Francesca, y el primer amo de Lazarillo, y Estrella, al que le sobra el nombre antepuesto de Max...): ¡el Amor, en estatua de aburguesado panteón sobre lápida de mármol!

Yo tengo una historia así... ¿quién no? Y al abrir a Machado en esta "soledad"... toda una adolescencia adorada y silenciada post mortem real de “mi amor” se asoma a esta bellísima estampa, hoy otoñal, que ayer juvenil de estreno... mas, con hachazo cruel, desparramada: "¡Oh Hado executivo en mis dolores! / ...Cortaste el árbol con manos dañosas, / y esparciste por tierra fruta y flores". Dice en escalofrío el poeta de la Corte Imperial, que se enamoró en un viaje en busca de una novia para el César Carlos, y encontró la suya, y con ella se vino cabalgando vigilante, cumpliendo órdenes de todo un Emperador...


Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo:
vos sola lo escribistes, yo lo leo
tan solo que aun de vos me guardo en esto.


Dicen que esto escribió después de aquella cabalgada junto a ella... Y terminó confensando lo que, seguro, el César Carlos no fue capaz de decir a su novia que iba para emperatriz:



Por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.


¿Puede haber mayor declaración de amor? Toda la razón de la vida del poeta toledano es ella. Nace y se mantiene en la vida por ella. Languidece o muere mientras vive hasta que llegue el momento de morir... por ella.

Y se me irán durmiendo los dedos de tanto acariciarte en lo oscuro, donde la Nada se extiende, reina de sombras soñadas, y mudas... sin alas para elevar sobre cipreses el cimbreante símbolo danzarín de la Muerte... ¡Oh Danzas medievales!... ¿Será por eso por lo que tanto gusto de sus ramas en pirámide? ...

Nazarenos los colores de la tarde. Como el sagrado cíngulo que dora la túnica sacralizada en una procesión del Sur caliente. Cárdeno el morado. Reo de muerte el Nazareno, con negro cipresal en primer plano...

"Humean"... como del sensual Amor de gordezuelos labios, clavel temprano, Góngora en arrebatada pasional Córdoba pintara, mejor y antes que el oscuro tejido o piel agitanada ("cobre amarillo") Julio de Torres, Romero ("ser en la vida romero...") pintara.

Premonición final de Don Luis, tan perseguido, y con tan alto castellano en su pincel de letra alcanzado, pesimista barroco dijera "se vuelva" tal alta y altiva belleza "en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada".


Con ella siento los colores hasta en blanco y negro, o sepia. No está el color en la retina (es casi accidente ocular de refracción: blanco, resumen giratorio de los siete reyes del color) sino "en lo que pone el alma, si es que algo pone"...

¿Quién pudiera, dioses del Olimpo, pintar todos los colores resumidos en un blanco y negro sin figuras ni pasos fronterizos ni fronteras delimitadas por voluntarista trazo de lápiz sobre plano?

Si en la Materia, o Natura, nada desaparece, ni se destruye, sino se transforma... ¿te encontraré formando átomo en una porción-molécula de la nueva sustancia en que fuimos, separadamente, convertidos? ¿Y qué mensaje, email, irradiaré cuando te sienta en fusión para dar abertura a otra forma de vida donde, circunstancias de los viejos accidentes aristotélicos como figura, color, cantidad, etc., cambien, pero sea la misma fuerza cósmica que un día fundió tus accidentales pero oceánicos azules ojos con mis breves rojos labios, porque la Materia, de la que somos parte indestructible pero cambiante, siempre tenderá a fundirse en la espaciosa extensión del Universo en marcha?


Te buscaré ya sin velos ni tapujos en el aire que mueve ala delgada de mirlo, o en el soplido sonoro del viento al otoño, o en la mesetaria cepa a punto de ser cortada por humana mano, que en esta dimensión encontré atrayente mientras te esperaba con la próxima piedra, como canto rodado del camino...

Oscuros poetas árabes vienen con sus potros cantando...
Me fue otorgado el don de la Palabra. Y pude nombrar los seres con el designio de la palabra recibida.



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