viernes, 3 de septiembre de 2010

BESO NO ES UNA PALABRA

BESO… NO ES UNA PALABRA


¡Cómo iba a serlo si dos lenguas se espuman
probándose el sabor, el tacto
y la firmeza con que aprietan
ese lujo inédito, humano,
que se llama
beso!

¡Cómo al placer os entregáis de comeros las bocas
y relamiendo estáis los labios, apretados unos,
abiertos en hambre sensual otros!

A ella se le ha soltado el vestido y asoman
esos dos pechos que apuntan
junto a otros menores pechos…
Cayendo sobre esa boca, queriendo
abrirla a besos y encontrarse con una lengua
que sólo habla de amor…

Estáis solos en el prólogo de una preciosa jornada
de un deslumbrante y más limpiamente desnudo beso
sobre esas otras bocas que se han convertido en amor…

¡El beso, madre… qué beso!
Están las lenguas bañando de jugos
esas bocas que crecen, alocadas, duras,
para sujetar con fuerza
los bellos desnudos muslos…
Y vais marcando el compás según notáis que os besa
otra boca deseosa en vuestro ya empapado labio…

Número tiene este beso…
pero aun sin números es
más excitante veros, tan apasionante
como la excitación que os aumenta
conforme dura ese beso
que os estáis regalando…
¡madre qué beso!
en la boca abierta del lirio…

Beso es un roce de pieles que se imantan
movidas por un chispazo eléctrico en las nubes…
Es el relámpago que de pronto te tiembla las manos,
las desplaza de tu cuerpo, como ajenas, y
las lanza sin consciencia
hacia otras pieles,
hacia otras manos,
hacia otros senos,
hacia otro sexo en antena despertado…
pararrayos de la sensualidad más excitada
descargando su telúrica firmeza
y que, en llegando, se remansa
como las olas cuando rompen y son ya espuma
o van muy pronto a serlo,
acunando, en caricia de conchas marinas electrizadas,
la fina y tostada arena de una remota playa que, de pronto,
se te ha presentado sin avisos, inesperada
donde el mar antes no estaba,
y trae en sus espumas removidas varios sensuales erizados mensajes…

Los peces de la orilla se quedan alelados
y al retirarse el agua de ese “beso”…
olvidan que sin agua no son nada…
Tres segundos aletean respirando en su agonía
y se llevan al fondo de las simas de los mares
la última bellísima estampa de un beso
que se da en las orillas,
ya no de un mar que no les acompaña,
sino en los bordes mismos del Amor desenfrenado…

¿Te han dicho alguna vez que eso es un “beso”?...

Son dos pezones de cobre…
Y un árbol que esponja sobre la limpia porosidad de tu vientre…
¿Puedo besarlo para probar que
“el beso no es una palabra”?
Es un ramaje ansioso
y ofrecido
a la caricia deleitable de mis manos…
que no con una, que con dos es como quiero amasarte
esa ya caliente carne por donde la vida corre
y escapará en una salsa
de amor y sexo, nunca separados,
- son lo mismo -
mojándome los dedos, viendo que están de ti
chorreando por ese geiser que se te sale
en un deslizarse abrigado por gritos
de anhelada lujuria…
¡tanto tiempo no atendida, y ahora
estallando lo que tenías, amor,
escondido!

Beso es un goteo, la licuación sabrosona …
Chorrea, espúmate, empapa tus muslos y mis manos que arrancaron
de ti tanto derrame…

¿Puede mi boca besarte en tu crecer de horadado ramaje?
Beso lamiendo tu boca desde la estremecida punta, temblando,
y por tus muslos mojados…
…es para eso el beso…
…y va el beso por tus muslos, trepando,
bajo la falda,
desnuda.

jmm.

07.12.2008 / 02.07.2010 14:19

No hay comentarios: